Cuándo considerar como parte analizada a la entidad doméstica o a la contraparte

Cuando se requieren evaluar las operaciones intercompañía a la luz del principio de independencia efectiva Arm’s Length, es necesario poder determinar la parte analizada, la cual será objeto de análisis.

Al respecto, las Guías de la OCDE recomiendan que la selección de la parte analizada debe ser coherente con el análisis funcional de la operación. Por lo tanto, este punto es primordial para poder darle un correcto enfoque al desarrollo del análisis funcional contemplado en la documentación de precios de transferencia toda vez que este análisis constituye uno de los cinco factores de comparabilidad más importantes que es considerado al momento de encontrar comparables más confiables para poder probar que las contraprestaciones pactadas fueron hechas a valor de mercado.

Asimismo, la parte analizada debe ser aquella a la que pueda aplicarse la regla del mejor método que permita evaluar una transacción controlada entre partes relacionadas, es decir, la entidad que realice las funciones menos complejas y actividades rutinarias que no impliquen las transferencias de intangibles. En otras palabras, aquella entidad que no realice funciones de valor agregado para que de esa forma sea posible la aplicación del enfoque unilateral, que no es más que medir la rentabilidad financiera de una sola de las contrapartes de la transacción.

Un ejemplo de esto son aquellas empresas que dentro de sus funciones involucran la manufactura de algún producto haciendo uso de activos intangibles únicos y valiosos, como patentes y marcas comerciales. Donde la parte analizada debe ser la entidad que solo interviene en la distribución de tales productos, en el entendido de que desempeña las funciones más sencillas sin adicionar actividades complejas que involucre el uso de un bien tangible o activos cuyas características difieran de las empresas potencialmente comparables.

En este sentido, es necesario conocer cuál de las entidades (doméstica o extranjera) que participan en las operaciones controladas sujetas a análisis podría ser la más adecuada para seleccionarla como parte analizada, a través de un análisis de la información cualitativa y cuantitativa de ambas partes, sin descartar ninguna, como generalmente suele ocurrir. Sobre todo, sin ignorar la selección de la entidad extranjera, ya que en la mayoría de los casos se considera como “parte analizada” la entidad doméstica de forma automática.

También, pudiera resultar que ambas partes realizan actividades rutinarias sin el uso de algún activo único y valioso. En estos casos, lo más idóneo sería seleccionar como parte analizada aquella que realiza la venta del producto o presta el servicio, es decir la entidad que recibe el ingreso, de tal forma de evaluar directamente el precio o margen recibido en la transacción controlada.

De este modo, es preciso tener claro cuál de ellas cumple con las siguientes premisas:

• Recibe el ingreso.
• Realiza las actividades más sencillas.
• No cuenta ni desarrolla intangibles no rutinarios.
• Se cuenta con información financiera confiable.  

Todo esto, con la finalidad de poder aplicar el mejor método que demuestre los resultados más confiables. A la vez que las guías de la OCDE argumentan que la fiabilidad de un método unilateral se verá reducida en medida en que la parte analizada realice las funciones más importantes. Por lo tanto, cuando la parte analizada no involucra activos únicos y valiosos, los precios pagados o recibidos y los márgenes de rentabilidad que obtengan las partes en operaciones no controladas pueden constituir una base confiable para determinar el cumplimiento del principio de independencia efectiva.

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